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lunes, 3 de noviembre de 2014

Ojalá fuera tan mía la bala, como la pistola.

Ay; que guapa era.. ella tenía una belleza de estas que para entenderla no basta con verla, tienes que mirarla. Y entonces entiendes todo aquello que concierne a sus sonrisas y el motivo del brillo de sus ojos. Ay; -pobre de ti-, me dijeron, si nunca nadie te ha querido como ella te escribía. Y joder, tenían razón, era jodidamente guapa, me quería con todos mis fallos, (es más, los convertía en aciertos ), y escribía de puta madre. Ay; que lento y bonito besaba cuándo le apretaba fuerte el corazón, y no el culo. - Si te sonríe, no intentes entender los motivos, simplemente, imbécil, disfruta de ese lapso de tiempo en el cuál no usa sus labios sólo para fumar.- Y les hice caso. Pero le vi sonreír mientras fumaba, y no pude soportarlo. No aguanté lo guapa que era, lo bien que escribía, ay.. tampoco lo bonito que besaba, ni siquiera el por qué de sus sonrisas. No pude soportarlo. Y me enamoré de la chica que bebía el café hirviendo, para sentir algo de calor, dentro de ella. 'Historia de un suicidio a sabiendas de.'

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